La pared se pintó en un suave tono gris piedra y la pared del cabecero se empapeló con un papel
estampado en damasco en tonos beige-gris.
Todo empezó con unos muebles de castaño que los antiguos propietarios de la vivienda habían dejado en una de las habitaciones.
Aunque estaban en buen estado eran clásicos y resultaban muy pesados para el tamaño de las estancias, así que optamos por lacarlos en blanco roto y decaparlos ligeramente para "aligerar" y "dulcificar sus lineas"
Primero, limpiamos la madera para retirar posibles restos de ceras y otros productos, después una buena imprimación para que la pintura se fije bien. El tercer paso fue dar tres manos de esmalte acrílico en un tono casi blanco.
A continuación se decapó ligeramente, haciendo incapié en los cantos y aristas.
Y después una pátina para que recuperara los años que con la pintura le habiamos quitado.
En esta foto os muestro una puerta con pátina y otra sin ella para que podais apreciar la diferencia.
Los tiradores también se pintaron con el mismo esmalte.

La cornisa que remataba el aparador que pertenecía al comedor de la casa y que ahora incorporariamos al dormitorio lo utilizamos para hacer un copete para el cabecero tapizado que completaría el conjunto.
Y aquí... como ha quedado!
Espero que os guste!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario